El 29 de septiembre de 1992, hace ahora 25 años, el empresario naviero Juan Alvargonzález González constituyó ante notario, en Oviedo, la Fundación Alvargonzález, entidad cultural cuya sede radica en el barrio gijonés de Cimadevilla; en un edificio del siglo XVIII ubicado en la plaza de la Corrada, que fue casa solar de la familia del primer apellido del fundador.
Hasta su fallecimiento en 2013, el Presidente fundador se entregó en cuerpo y alma a la consolidación de una institución cultural que hoy goza de reconocimiento dentro y fuera de Asturias. Con su inteligente y clara visión del largo plazo, dotó a la Fundación de los recursos económicos necesarios, y formó el equipo humano, que son hoy garantía de su futuro.
Por citar las principales actividades, en su primer cuarto de siglo de existencia la Fundación ha otorgado 125 premios fin de carrera en la Universidad de Oviedo, Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Escuela Naval Militar de Marín y Escuela de Submarinos de Cartagena. Ha concedido un centenar de becas de investigación en el Museo Naval de Madrid, Real Instituto y Observatorio de la Armada en San Fernando, Escuela Superior de la Marina Civil y Facultad de Filosofía y Letras, ambas de la Universidad de Oviedo.
También ha becado a 35 egresados de conservatorios superiores de música españoles para cursar estudios de postgrado en el extranjero y a 270 niños del barrio de Cimadevilla para cursar estudios primarios y secundarios. Así como ha concedido en torno a 75 ayudas para proyectos culturales de la más variada naturaleza.
En su sala de exposiciones se han realizado 260 muestras que cubren todo el espectro de las artes plásticas y la difusión cultural; y su catálogo editorial cuenta con más de 60 títulos, que han dado luz a trabajos de investigación en los campos de la historia marítima, la historia de Asturias y la de Gijón.
En la medida humana del tiempo, un cuarto de siglo es un hito que merece una mirada retrospectiva y un recuerdo agradecido. La primera para tratar de corregir errores y aprovechar la experiencia para proyectos de futuro. Y el agradecimiento, para recordar que las instituciones duraderas se forjan durante generaciones, en una carrera de relevos en la que la vida pasajera de las personas va decantando, a lo largo del tiempo, los rasgos de la institución.
Ramón Mª Alvargonzález Rodríguez
Director