Esta exposición trata del retrato de un corazón y sus proyecciones durante varios años, el tiempo que he necesitado para curar o purgar la trágica perdida de un gran amor. Una reacción natural que queda plasmada en cerámica, invitando a todos a reflexionar sobre esta inquietud vital y su relación terapéutica.
El motivo de utilizar el corazón como elemento se origina en los exvotos, manifestaciones estéticas populares que se abren como ventanas al sufrimientos humano, llamados popularmente en México "milagro". Mito y misterio que retrata el alma de un pueblo donde el fervor religioso se transforma en arte y tradición. Partiendo entonces de este concepto amplio, realizo ofrendas escultóricas con la forma esquemática del corazón (el sagrado corazón), una imagen profunda y rica de contenido.
El corazón, órgano central sede de sentimientos, inteligencia e intuición en definitiva el triángulo de la vida, es la palabra más pronunciada en todas las culturas y lenguas. Un reto que va más allá de su sentido orgánico: filósofos, científicos, escritores, humanistas, cantantes, músicos... han intentado explicar a lo largo de la historia, aspectos tan variados que pertenecen a lo más intimo del ser humano, que no puedo dejar de pasar por alto. Durante la creación de mis piezas me ha interesado recopilar esta
información que pasará a formar parte de los títulos de algunas de mis obras.
Creo el corazón-símbolo como lugar de encuentro para la renovación íntima, un reto espiritual. Mirando estos corazones podemos encontrar que en ellos se mueven decisiones, pensamientos, inquietudes, oraciones. Continuos diálogos para vivir, diálogos para morir, la actividad dinámica de nuestra alma, sístole y diástole que mueve el universo.
Empecé a realizar mis primeros corazones en el 2003, eran pequeños de unos 15 cm, realicé entonces una serie de 8 mi primera y única composición en éste tamaño.
Viendo el resultado seguí realizando corazones al principio de una forma obsesiva